martes, 22 de noviembre de 2011

UN MONAGUILLO INTELIGENTE

Estaba un día el cura vistiéndose para la celebración eucarística del día y de pronto le da un ataque de risa y no sabía como parar.

El acólito harto de verlo reír y no saber de que le preguntó:

- ¿Qué le pasa padre, con tanto reír?
- Que me hace gracia que a vosotros os quitan lo de "guillos" y os quedáis con "mona".
- Si que es verdad, pero no se ría tanto que a ustedes le quitan lo de "sa" y se quedan con "cerdotes".

UN CAPELLÁN CON ESTILO

En cierta población nació un día una muchacha que tuvo la desgracia de perder a su padre unas semanas antes y a su madre en el mismo momento del parto.  Al ver el panorama de la niña, unos tíos que tenía se hicieron cargo de la sobrina.  Pero eran muy pobres y la llevaban mal vestida y le hacían ir a cuidar el ganado siendo muy pequeña.

En el pueblo tenían un convento de monjas que casi no salían de allí.  Un capellán iba todos los días a hacerles la misa andando monte a través y, de vez en cuando coincidía con la pastorcica tan desaliñada.  Un día le dijo:

- Te veo muchos días y siempre muy mal vestida.  Seguro que no has ido nunca a escuela y por tanto no sabes leer ni escribir.  Voy a hablar con tus padres adoptivos y con la abadesa del convento y si están de acuerdo, te ingresaré en el monasterio para que aprendas a todo, vistas bien y comas mejor.

Una vez hechos los trámites, el capellán consiguió enseguida el ingreso de la muchacha en el convento.

Fue pasando el tiempo, poco a poco.  Habían pasado ya 5 años y la muchacha ya sabía leer y estaba aprendiendo a escribir.  Se la veía entusiasmada con lo que hacía, tanto que un día le preguntó a la Madre Superiora:

- Madre, yo estoy muy contenta y muy bien aquí.  Quisiera saber ¿que es lo que puedo hacer para agradecerle al capellán lo que ha hecho por mí?.

La abadesa le contestó que ya que estaba aprendiendo a escribir, lo mejor sería que le remitiera una carta al sacerdote en agradecimiento.  Dicho y hecho se puso la novicia a escribir la carta.  Una vez que lo había hecho, le faltaba escribir el sobre.  Pero tenía una duda  y le preguntó a la superiora:

- ¿El nombre del capellán se pone con don o sin don?- Y la Madre le respondió:

- ¡Pues claro que se pone condón, sino habríamos aquí más de 100!.

UN VECINO BASTANTE LISTO.

Había un matrimonio en el que la mujer acababa de ducharse y se paseaba por el piso en albornoz.  Por su parte el marido salió de la ducha, se dirigió al lavabo y comenzó a enjabonarse la cara para afeitarse, que ya le hacía falta.

En aquel momento suena el timbre y el hombre le dice a su mujer:

- Mira sal tú a ver quién es.  No voy a salir yo así con el jabón en la cara.

La señora sale a la entrada, abre la puerta y se encuentra al otro lado al vecino de la derecha, que se queda mirándola con el atavío que llevaba y le dice:

- Hola vecina. 1000 € te daría ahora si dejas caer al suelo el albornoz.

La mujer se lo pensó un momento y se dijo a sí misma "Es que 1000 € son 1000 € y a mí, aunque todavía estoy de buen ver no me amargan estos dulces".  De pronto se suelta el cinturón y tira al suelo el albornoz.

El vecino una vez explayado por la vista que tenía delante saca del bolsillo el dinero y se lo entrega.  La mujer se pone la prenda  se guarda el dinero y se mete en su casa.

Cuando llega adentro le dice al marido que había llamado el vecino, a lo que el interpelado le preguntó a la señora:

- ¿Ya te ha devuelto los 1000 € que le presté el otro día?.